miércoles, 23 de marzo de 2011

Un día de furia




Hoy por defectos del humor me levanto repentinamente, y no hay nada peor que levantarse sobresaltado y darse cuenta que es tarde! Tarde para el desayuno para bañarse y sobre todo para el trabajo! Puteo, me levanto, con tanta mala suerte y con el pie derecho, que tropiezo y me golpeo la cabeza con la biblioteca.
 Un tropezón no es caída… dicen.
Cuando abro el grifo de la ducha pasa lo típico en estas situaciones, no sale el agua caliente.

Salgo como puedo despedida a la calle como pájaro que no quiere salir de su nido.
Pero hoy voy a hacer catarsis no me importa nada y le dejó en el buzón un mensaje al portero: cabrón de vuelta no hay agua caliente me chingo a tu madre!

Como cada lunes la calle te sopapea, lo único que necesito es  un café con leche para mancarme la monotonía del ser. De esos bien intensos pero con perfume a café de barrio, de la esquina chile y bolívar, esos cafés poéticos que despiertan nostalgias y añoranzas de otra época, pero se me hace imposible, llego tarde!.

Llego al tren la gente se mutila tratando de entrar desesperadamente, encuentro un huequito y entro a duras penas a la maquina trituradora, miro mal al tipo con cara de cornudo que me esta tocando la pierna y decido hacerle una paralítica con el codo en el estomago.
Da resultado.

Pero tengo que lidiar con el gil de enfrente que tiene un aliento de perros de la calle.
entra mas gente y mientras las estaciones pasan lentamente me pongo a pensar en lo forros que son todos los del tren desde la boletera que habla por teléfono y come mientras uno quiere sacar un boleto del tren que no quiere perder, del pica boletos maleducado, de los gremios que en vez de provocar un gasto a la empresa nos joden a nosotros los laburantes, de los dueños forros más forros de todos que la levantan en pala y a los que me encantaría hacer viajar en tres por dos meses mínimo. Viajar en esas condiciones no es justo minutos antes había descargado mi ira con la come bizcochos de la boletería a la que acuse de traficante de tortas e inoperante hasta para dar boletos.

Por fin el tren se detiene en constitución.
Llegan a constitución, las personas parecen hormigas caminando al unísono la loca se desespera ¿es que nadie se da cuenta de esta mierda alienante? Piensa en el hombre masa, Ortega y Gasset que no son dos sino un solo autor (no como pensaba un ex presidente bastante alienador). Un ex presidente que decía barbaridades, y la gente quería votar nuevamente que poca memoria que tenemos y en ese torbellino de ideas me acorde de la abuela cuando me decía que los argentinos somos solidarios pero desmemoriados de nuestro pasado, la abuela le contaba esas historias cuando hacia mate de leche con bollitos y ella se sentía abrazada en los inviernos fatales, sobre todo ese cuando se sentía tan sola y con el corazón desmembrado y la abuela le contaba historias de tiempos lejanos, como su libro favorito cien años de soledad, pensó que nada iba a ser igual pero todo fue mejor porque siempre las cosas pasan, claro que pasan, como este momento del tren que tiene solo una duración de 45 minutos exactos si no hay demoras y toma todo correctamente, en esos desvaríos de  asociaciones ilícitas me encuentro hasta que bajo por la escalera para tomar el subte y recuerdo la mediocridad de la rutina.
Pasa por los boleteros y ya que estoy  los puteo: forros!
Llega al subte y de vuelta la misma puta mierda resulta que los empleados del gremio están haciendo una especie de huelga es hora pico y en vez de liberar molinetes protestan con menos subtes y mas demoras. Ya que estoy  puteo al chofer y los del gremio, los trabajadores se suman, los forros se asustan.
 Es que detesta que la gente proteste tocándole el bolsillo a la gente que también labura.

Cree que es mejor dar lucha entre empleados y empleadores.
Un delegado me grita que soy una loca de mierda,
Eso no es noticia para mi desde chica fui una loquita mas grande una loca pavota y después una loca linda, para los que no les gustaba lo que decía era una loca de mierda hago una catarsis de malas palabras y argumentos que incentivan a la gente, el delegado se va porque tiene un grupo de gente pateándolo.
Hoy sentí que gane una pequeña loca batalla… pero contra la rutina.

Me siento en un café con aire porteño, y hoy en vez de pedir café opto por el submarino, los lunes hay que empezarlos diferente no vaya a ser que uno se sume a  toda esa rutina paralizante y alienante.  Y si llego tarde al trabajo, hoy no me importa en una de esas putea al jefe y la echan… y es libre nuevamente.

1 comentario:

jime dijo...

excelente como siempre...te imagino diciendo todas esas cosas energicas y de una manera completamnete hiperquinetica....jajajaj
besos!