sábado, 30 de octubre de 2010

Esta ciudadana despide a un hombre...



Escuchando, leyendo, observando fue imposible eludir las peleas que se armaron relacionadas a la muerte de Néstor Kirchner, ex -. Presidente y Secretario General de la Unasur, no falto el fascista que dijera: “Que viva el infarto” “Se lo merece”, ni los festejos ni la tristeza.

Ante una condolencia se despertaron las peleas. Entre amigos, entre periodistas, entre familiares.

Y eso esta bueno, ¿no? Que una persona despierte el derecho de la libre expresión y el de discutir sobre política. Teniendo en cuenta que estuvimos después de la dictadura sumidos al silencio por miedo y en los `90 con afonía por conformidad.

Me acuerdo de las elecciones del 2003, por ese entonces era un tanto joven tenía exactamente 20 años y era mi primera votación presidencial.

Tenía una mezcla total, por un lado la emoción de votar (si bien sabia que mi voto no iba a cambiar el rumbo de un país) significaba un compromiso social y me lo había tomado como tal. Leí todas las plataformas políticas, sinceramente, ninguna me convenció era tal el descreimiento político que pensé: Entre todos los malos, voto al que me parece menos malo.

La Sra. De los almuerzos les pregunto cuando invito a los Sres. K si se venía el zurdaje, la Sra. Estaba preocupada, y claro como toda la oligarquía tenían miedo por sus intereses. Y si le tendrían que haber avisado que igualdad significa que todos tenesmos los mismos derechos.

En su momento me pareció una soreteada tener que pensar así, y no podía creer que un tipo patilludo, inepto e ignorante (recordemos que fue la única persona que leyó a Sócrates y que estudio por separado a Ortega y Gasset y ni hablar de los discursos equivocados y que ni siquiera se aprendía!) que había vendido al país y lo había llevado a una crisis económica, social e institucional… Era uno de los principales candidatos a ser elegido.

Llego un punto cuando me encontré con todas las boletas en las que la bronca me envolvió, tome todas las boletas del Sr. Mendez y las metí en mi cartera para más tarde tirarlas en un tacho de basura (muy antidemocrático lo mío, pero ¿fue democrático él?). Vote al Sr. K. En ese momento no tenía idea de quien era, parecía el menos malo de los malos.

Cuando gano lo vimos asumir de casualidad con un amigo pasábamos por ahí, sinceramente éramos 3 gatos locos los que estábamos en la plaza de mayo, y las esperanzas inciertas, para ese momento Clarín anunciaba que iba a haber presidente por un año, el caso y la crisis todavía estaban latentes, las muertes impunes de Kostecky y Santillán seguían abriendo heridas.

No soy ni peroncha ni radicheta, ni de izquierda y mucho que menos del Pro. Soy una ciudadana, hija de una generación que vio perdida sus utopías y cada batalla desperdiciada.

Criticaba la militancia sin militar y me enojaba con compañeros que no sabían quien era Videla.

Y quizás me cayo bien el Sr. K porque llevaba la contra a esas instituciones que nos habían metido el dedo en el culo durante décadas, porque la iglesia lo odiaba y porque los medios lo repudiaban, y ese líder que parecía torpe, que jugaba con el bastón presidencial y asumía con el traje desabrochado me despertó curiosidad. Nunca un presidente se cago en un sentido políticamente correcto en lo protocolar.

Porque antes nos decían protocolarmente que nos iban a hacer sangrar pero con risitas, o nos mostraban sus formulas uno, todo a lo que nunca íbamos a poder acceder y sus negociados turbios con pizza y champagne. Después vendría el sushi y el declive total.

Dicen que detrás de un gran hombre hay una mujer inteligente así que vino la Sra. K y si! critique cuentas y guita que tienen demás, Pero me pareció bien la ley de medios, que se le quite subsidios a la iglesia, que bajen el cuadro de Videla, que se intente recuperar los hijos expropiados de noble, que se enjuicie a los que participaron en la dictadura militar, que caiga cada uno de ellos. Me pareció respetable que haya sido consecuente con su lucha política durante los `70. Eran los ideales de mis viejos, y de tantos viejos que pensaron que nunca iban a tener cabida en la política.

¡Pucha!, pensé, ¡Acá pasa algo! y siguieron… Éramos el primer país latinoamericano que tenía la igualdad de derechos que aprobaba el matrimonio gay pese a que retrogados que nos gobernaron durante años se oponían. ¿Cómo oponerse a la igualdad? ¿No tienen acaso que defender según el artículo 14 de la constitución la igualdad entre ciudadanos?

Y fueron por más la ley de medios plantea una libertad de expresión que para los que trabajamos en medios implica una vuelta de hoja, igualdad.

Y vamos por más, reestablecer las empresas privatizadas a manos del gobierno, Aerolíneas, Correo Argentino y Aguas.

Y los sectores socialmente más golpeados, los pueblos originarios, los abuelos y los maestros, se empezaron a cambiar las políticas progresistas.

Y siguieron Unasur mostró que los países latinoamericanos podemos ser aliados sin depender de ese poderoso de arriba. Las relaciones carnales habían quedado atrás con los mediocres.

Y el día del censo, baje re copada a recibir a la chica del Censo, porque a pesar de los miedos que quisieron inculcar yo baje con mi ofrenda de café, la chica era una maestra y tenia menos cara de chorra que yo de física nuclear. Y ahí bajo Naty y me dijo que había pasado algo terrible, pensé que era un chiste de los medios hasta que empezaron los llamados El sr. K se había ido para no volver.

Fuimos a plaza de Mayo, ahí me encontré con algunos amigos, jóvenes, viejitos que lloraban, otros que decían que ni siquiera a Alfonsín lo fueron a despedir así, otros tantos en muletas, otros gordos sindicalistas, otros que llevaban una flor, otros carterlitos y todos gritabamos: “Ándate Cobos la puta que te pario”.

Y saltamos, porque el que no salta es de Clarín.

El pueblo fue a despedir a un líder mal o bien y al medio que le pese. No despedía a un peronista, ni a un político del que soy adepta. Despedí a un tipo que se murió bajo su ley, coherente a lo que prometió, que marco historia porque beneficio al pueblo, porque incluyo a minorías. Despedí a un tipo que mal al que le pese nos despertó y de acá que la oligarquía nos iba a volver a manipular.

Mientras en otras partes puteaban y defenestraban al Sr. K. me pareció interesante que las peleas sean en torno a disputas políticas, por lo menos discutimos, unos con menos argumentos, otros que se cagaron siempre en la política y derechos humanos del país y ahoran eran por poco las madres de Plaza de Mayo, otros porque defienden su bolsillo, otros que opinan porque escuchan a sus viejos, otros porque queremos la igualdad para todo el pueblo, otros porque nunca nos olvidamos, otros porque creímos en este retorno justo para sentenciar lo condenado socialmente.

Bien o mal discutimos de política, durante décadas este pueblo se había acostumbrado a no discutir y que le den, total nos habíamos acostumbrado a “estar en la lona”.

Y los K de kilo, de peso, hoy nos hacen discutir y a este pueblo acostumbrado a agachar la cabeza lo movilizó, ya no con una patada en el culo pero nos animo a saltar a pelear a putear a expresarnos.

El futuro de un país puede cambiar en apenas un minuto, pero un proyecto de país que marca un progreso en la sociedad y que esta instaurado nadie nos lo quita, un derecho adquirido no se elimina de la mente de la gente un proyecto que un pueblo defiende no lo elimina nadie. No van a poder, ni pulverizar ideas, ni proyectos, ni establecer un orden monopólico de los medios, no van a poder venir a tocarnos sin que nos quejemos.


Simplemente, ya No van a poder.


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